
Conectividad y Globalización en el Hemisferio Sur
Por: Rodrigo Bernardo Ortega
Agosto 22 de 2.023
Para que el comercio mundial genere riqueza es indispensable que exista una red de comunicación que permita el intercambio de bienes, servicios, información y conocimiento, es por ello que los territorios muy bien ubicados atraen rutas de comunicación de todo tipo: ejemplo de estos territorios son Ámsterdam, Shanghái, New York, etc. Dichos territorios adquieren así importancia geopolítica y conforman los nodos centrales de las redes de suministros para todo el planeta.
De acuerdo con un antiguo refrán inglés, se dice que “Las puertas marítimas pertenecen a la Corona Británica y las llaves de esas puertas están en manos de la Armada Británica”. La sabiduría popular a menudo nos permite comprender diferentes culturas, y en ocasiones, se transforman en discursos políticos; este es el caso: Winston Churchill parafraseó el anterior refrán así: “Entre la Europa continental y los océanos abiertos, Gran Bretaña siempre elegirá océanos abiertos”.
La revolución Comercial que precedió a la Revolución Industrial fue un período de crecimiento económico en Europa y especialmente en Inglaterra, impulsado por el colonialismo y el mercantilismo. Para el imperio británico, este crecimiento del comercio se basó en su dominio de los mares y las rutas marítimas que conectaban las colonias con el corazón del reino, facilitando el intercambio de materias primas y productos manufacturados.
La geopolítica se dedica a comprender la influencia de la geografía en la política, que es definitiva en la toma de todo tipo de decisiones, ya sean políticas, económicas o incluso militares.
Para mantener el control de las rutas marítimas, siempre ha sido necesario poseer y controlar los territorios que tienen importancia geopolítica y que atraen y conectan rutas aéreas, marítimas, terrestres e informativas. Estos lugares actúan como nodos en la estructura comercial, formando parte de las cadenas de suministro, y su importancia aumenta a medida que se invierte en infraestructura que facilite el flujo de bienes, servicios e información.
Por su ubicación, el Archipiélago que contiene a las Malvinas es una puerta fundamental para conectar continentes y océanos.
Existe una nueva disciplina, llamada “Conectografía”, es una evolución de la geografía y expresa que, mientras la geografía nos enseña cómo dividimos el mundo, la conectografía nos dice cómo lo usamos, la primera relaciona naciones y fronteras, la segunda estudia la relación entre infraestructuras y cadenas de suministro dentro de una red, la centralidad de estas zonas está determinada por su ubicación y capacidad productiva dentro de la red.
Parag Khanna, fundador de FutureMap, presenta la Conectografía como una evolución de la Geografía – que nos dice como dividimos el mundo, la Conectografía nos explica como usamos el mundo al relacionar infraestructuras y cadenas de suministro en una red. La conectividad depende de la capacidad y eficiencia de sus nodos principales, los cuales se convierten en “ciudades puerta de entrada”.
Una “ciudad puerta de entrada” se desarrolla entre áreas de diferente productividad como una frontera pionera y tiene características distintivas, como capacidad logística, procesamiento industrial y generación de conocimiento. Si la zona de acción es lo suficientemente grande y productiva para soportar el surgimiento de grandes lugares centrales, entonces, la entrada llegará a funcionar como un “lugar central”.

Mapa donde de posibles lugares centrales en la Antàrtida
Así las cosas, Puerto Agradable, Punta Arenas y Ushuaia compiten por convertirse en “lugares centrales” que atraigan rutas de navegación marítima y aérea, tanto en el océano como entre continentes y obviamente, Inglaterra buscará siempre mantener la desconexión entre estas ciudades. Cualquiera de ellas puede convertirse en el nodo más importante de la red si desarrolla las capacidades e infraestructuras necesarias para ser un punto de apoyo logístico para la extracción y el transporte de recursos hacia terminales de consumo, así como para el control de las rutas que las atraviesan. La ciudad que desarrolle más infraestructura se convertirá en un polo de atracción para las otras dos.
Los intereses son el eje de toda estrategia, son “las cosas a las que les damos valor”, en este caso, las Malvinas son una porción de tierra, pero desde la perspectiva de la integridad territorial de La Argentina, se convierte en un objeto que adquiere un valor máximo y en un interés vital debido a la soberanía en juego, allí posee cerca de 4 millones de kilómetros cuadrados con inmensos recursos naturales; pero para alcanzar el dominio de dichos espacios soberanos e intereses estratégicos, es necesario abordar el tema de las Malvinas con un enfoque estratégico adecuado, debemos reflexionar de manera metódica en términos de conflicto, política y maniobra, centrándose en la cuestión estratégica a resolver y comprendiendo la trama resultante de los intereses de todos los actores involucrados.
Actualmente Las Malvinas son una colonia de un imperio que prioriza “océanos abiertos” y es uno de los socios clave de la Organización Tratad del Atlántico Norte (OTAN). Aunque las motivaciones iniciales de este imperio pueden haber sido geográficas, buscando establecerse en un región que ampliara su área de influencia y dominio de las rutas comerciales, es importante cuestionar la evolución de esa importancia inicial y el valor actual de las Malvinas. Además de las riquezas conocidas, su importancia geopolítica desde la perspectiva de la Conectografía es un factor de gran relevancia, pues dominan un área de valor incalculable que conecta océanos y continentes, convirtiéndose en un punto estratégico para los actores dispuestos a confrontar intereses.
A medida que aumenta la conectividad entre los continentes americano y antártico, surgen desafíos para dominar el Atlántico Sur y la Malvinas, pues ellas son un nodo fundamental en ese mapa de conexiones, pero obviamente, dicha conectividad depende del desarrollo de infraestructuras, y aunque el gasto militar global es cerca a 2 billones de dólares anuales, la infraestructura cuesta al menos cuatro veces esa cifra.
De otra parte, a la par que crece la conectividad en el actual siglo, crece de manera paralela la urbanización en todo el planeta y las ciudades son su mayor expresión. Las personas se concentran en las ciudades para estar conectadas y dicha conectividad contribuye de manera muy importante a su prosperidad.
De acuerdo con el análisis anterior, si la zona de acción es lo suficientemente grande y productiva, puede convertirse en un “lugar central”, por lo tanto, la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, específicamente a través del eje Ushuaia-Pretel-Marambio, tiene el potencial de atraer a las Malvinas como un “lugar central” y una puerta de entrada para la explotación y el comercio de recursos naturales, investigación científica, turismo y logística.
Las bases militares extranjeras en el Atlántico Sur, particularmente en las Mlvinas, tienen la capacidad de interferir en los intentos de coordinación entre América del Sur, África, la Antártida y los océanos Pacífico en Índico. Estas bases también serían útiles como apoyo en rutas alternativas en caso de enfrentamientos potenciales entre la OTAN y hina, Rusia o un conflicto con Irán.
Estas preocupaciones son también compartidas por Brasil y por tanto, es necesario avanzar en una agenda común de iniciativas enfocadas en el desarrollo conjunto de Argentina y Brasil, pues la peligrosa capacidad de las bases militares británicas en el Atlántico para interferir en las rutas comerciales entre Brasil y África, la necesidad de controlar la Amazonía Azul y los recursos hidrocarburíferos descubiertos en la cuenca de los Santos, por ello son válidas ls siguientes preguntas: ¿Qué objetivos persiguen Gran Bretaña, Estados Unidos y China? ¿Cuál es su motivación?
Es necesario definir un modelo de desarrollo que encuentre soluciones regionales para los problemas regionales, es por ello que se deben priorizar las relaciones y acuerdos entre Argentina, Brasil y Chile, pues aunque éste último no es un actor directamente interesado en el Atlántico Sur, su posición compartida en el estrecho bioceánico con Argentina, así como sus pretensiones sobre una porción del territorio antártico que coincide en gran medida con las de Argentina y Reino Unido, lo convierte en un participante en el escenario. Por lo tanto, adoptar una identidad estratégica cooperativa con Chile para enfrentar juntos a la Gran Bretaña, sería estratégico.
Es importante considerar el día después del Tratado Antártico en el año 2.048, en ese momento Argentina tendrá que luchar uno contra dos o podrá hacerlo conjuntamente con Chile contra Inglaterra.
Para formar triadas y coaliciones a partir de los intereses de cada uno de los actores involucrados, los países latinoamericanos deben enfrentar completamente el dilema del desarrollo en un mundo global y el control de sus espacios soberanos teniendo en cuenta que los países centrales crean visiones del orden mundial que son funcionales a sus propios intereses, por lo tanto, es necesario rebelarse contra este esquema teórico para resolver el dilema. De otra parte, es posible transformar la realidad y lograr una relación simétrica no subordinada con los centros de poder mundial y finalmente, la transformación requiere un cambio profundo en la estructura productiva para incorporar el conocimiento, que es el instrumento fundamental para el desarrollo.
La carrera armamentista del siglo XXI será la competencia por la conectividad y la principal responsabilidad de los ejércitos no será la protección de las fronteras, sino de las cadenas de suministro.
Nodo Central
El sostenimiento de las cadenas de suministro y su flujo, necesarios para asegurar la conectividad antártica, requiere puertos con grandes infraestructuras en pesca, turismo y apoyo científico, tales como Ciudad de Cabo, Christchurch, Hobart, Punta Arenas, Ushuaia y ciudad de Stanley (Puerto Argentino, en las Malvinas).
En conclusión, es importante reflexionar sobre los temas que preocupan a los principales actores globales con respecto al Atlántico Sur. Tal vez podamos obtener alguna pista de la pregunta planteada por los últimos comandantes del Comando Sur de los Estados Unidos: ¿Construirá China un puerto en Ushuaia?
Estamos hablando de la conectividad y sus nodos. Estamos compitiendo por los nodos centrales de la comunicación bicontinental y bioceánica en el sur del mundo. Un fuerte alineamiento regional y significativa inversiones en infraestructura, urbanización y defensa en las ciudades del centro geográfico argentino, entonces podríamos parafrasear el refrán inicial de este artículo: convertir a las Islas Malvinas en una puerta del Atlántico Sur y la Antártida, con la llave de esa puerta en manos de la Armada Argentina.