Banco del Sur y El SUCRE: La oposición Latinoamericana al Fondo Monetario Internacional (FMI)
y El Banco Mundial (BM)
Junio 27 de 2.015
Por primera vez en la historia latinoamericana hay de manera unificada una gran presión para lograr una real integración de los países de la región, en la cual coinciden no solamente los tradicionales sectores populares sino las propias élites gobernantes. Se ha llegado a esta inusual situación debido al evidente proceso de destrucción productiva e institucional, causada por décadas y décadas de sometimiento a la aplicación de las formulas económicas dictadas por el FMI y el Banco Mundial, quienes para otorgar sus créditos han obligado a los países de la región a utilizar nefastas políticas de austeridad y favorecimiento a determinadas corporaciones.
Pero como ahora estamos enmarcados en una dinámica mundial de globalización, los esfuerzos de integración latinoamericana solo pueden encontrar un espacio real de avanzar sobre la base de la ruptura del monopolio mundial que tiene el dólar sobre las transacciones económicas, sobre la liquidez y sobre las posibilidades de crédito.
Debido a lo anterior, la creación del Banco del Sur por parte del ALBA terminó convirtiéndose en una nueva arquitectura financiera, es decir, un replanteamiento de la noción de la banca de desarrollo, no solamente en términos de un nuevo tipo de banca, sino de un nuevo tipo de desarrollo, para atender también la necesidad de construir una red de seguridad financiera frente a la posibilidad y hostilidad de los ataques especulativos, con propósitos hasta políticos de desestabilización. De esta manera El Banco del Sur se convirtió en una alternativa regional al FMI. De otra parte, ésta nueva arquitectura ha venido obligando al mundo a entrar en el terreno de la disputa del concepto mismo de moneda, con una experiencia que ya está en marcha desde el 2.010 y es el Sistema Unitario de Compensación Regional SUCRE, que está funcionando a nivel de los países del ALBA.
Estos principios se están multiplicando en otras partes del mundo, inclusive en los BRICS, desafiando uno de los mecanismos de dominación y sumisión más importante de la oligarquía imperialista a nivel mundial que es el dólar y las redes especulativas angloamericanas.
En el caso de los BRICS, estos países muestran algunos de los mayores desafíos y logros en reducción de la desigualdad y de la pobreza, tienen una especial responsabilidad de ayudar al mundo a alcanzar las metas de desarrollo sostenible, y están aprovechando esta gran oportunidad de trascender la agenda de desarrollo tradicional, para orientarse a soluciones más incluyentes y sustentables que derroten la pobreza extrema. Es por ello que decidieron la creación del Nuevo Banco de Desarrollo – NBD, como un instrumento para promover políticas hacia los menos favorecidos, la infraestructura rural y la creación de trabajos justos, siendo entonces la lucha contra la pobreza y la desigualdad el núcleo de su misión. También es crucial que el NBD (Nuevo Banco de Desarrollo) se ha establecido de manera transparente y democrática, pues a pesar de las diferencias en los PIB de cada uno de sus miembros, su participación y gobierno en la entidad es igualitaria. Además han decidido la creación de un fondo de reservas de emergencia, con funciones similares a las de FMI, con fondos frescos para atender de manera inmediata las crisis cambiarias y la abrupta fuga de capitales que puedan afectar a los países miembros.
Como se puede ver claramente, en todas las latitudes, se viene trabajando para definir una nueva arquitectura financiera que se convierta en respuesta al enorme poder financiero que existe actualmente en el capitalismo, la cual es una experiencia muy contrastante con lo ocurrido en Europa, pues no se ha planteado una moneda única. La idea es convertir el SUCRE en un espacio nuevo de decisiones que no sacrifica las capacidades locales nacionales de decisiones soberanas, sino que al contrario, las refuerza y las potencia en otros niveles.
El SUCRE lo que elimina es una cantidad de intermediarios y una presión sobre el mercado local de divisas que permanentemente obliga a tomar políticas económicas que por ejemplo, condicionan la tasa de interés para controlar la liquidez en el mercado cambiario, con lo cual se elimina una presión innecesaria en esos mercados, creando más grados de libertad en la política comercial, cambiaria, financiera y de tasas de interés. Pero como además no toca manipular las tasas de interés para controlar el tipo de cambio, se crean más grados de libertad también en la política fiscal, no solo a nivel del fisco, sino que las empresas y los hogares tienen una tasa de interés más baja y más previsible, por tanto se liberan gran cantidad de recursos para la inversión productiva o para generar bienestar. En resumen, un conjunto de instrumentos financieros que en un principio parecerían los mismos, en realidad dan otro tipo de capacidades de decisión que no solamente están a disposición de los estados nacionales, sino que llegan a nivel de los individuos, hogares y empresas, combinando el tema de la soberanía supranacional con la soberanía nacional y la soberanía popular.
El SUCRE se convierte pues en un instrumento que se crea para romper una serie de condicionalidades que pasan por el monopolio que tiene la red financiera angloamericana con los bancos corresponsales angloamericanos, un sistema monopólico privado que es el SWIFT y el paso de la gran mayoría de las transacciones comerciales, inclusive las que no involucran a los Estados Unidos, a través del Banco Central norteamericano, la famosa Reserva Federal. Esta situación absurda, absolutamente ineficiente aún desde la propia perspectiva capitalista, de una cantidad de intermediarios que implican costos y riesgos innecesarios, fugas y manipulación de información, permiten que en este marco de crisis se pueda llegar a hacer cobros hostiles, ataques especulativos contra los países o empresas que faciliten cambios de propiedad de manera masiva, los cuales podrían estar vinculados a agendas de desestabilización que combinan varias formas de boicot como los que están sucediendo actualmente en América Latina, por ejemplo en el caso de Cuba, en el caso de las remesas de los migrantes, fugas de información que pueden usarse con propósitos políticos y hasta militares. Entonces es muy importante que los países, no solo de América Latina, sino a nivel mundial puedan reforzar una perspectiva multipolar que garantice mecanismos concurrentes que compitan, no solo en eficiencia, sino en transparencia y discreción respecto a lo que ahora puede ser manipulado con propósitos de inteligencia particular como se ha visto con el caso Wikileaks.
El sistema mundial de transacciones genera un espacio muy importante de soberanías que es necesario preservar de cualquier manipulación política o geopolítica con propósitos poco sanos. El SUCRE abre un espacio nuevo de soberanía que puede estar combinado con propósitos de crédito que ayude a resolver las asimetrías estructurales que hay en América Latina y que permita un proceso de integración mucho más profundo y sustentable.
La idea básica es cambiar el balance de poder entre la ciudadanía y los grandes monopolios, que ha sido radicalmente trastornado en las últimas décadas, pero de manera muy exacerbada a partir de la implosión financiera de la crisis mundial del 2.008, porque estamos no solo en un proceso de transnacionalización de las finanzas sino de la financialización de las transnacionales. En este proceso, debido al poder de la gran corporación transnacional, ésta se coloca en el límite de cualquier tipo de regulación que en defensa del bien público o del bien común puedan hacer los estados nacionales, grandes o pequeños, del norte o del sur. Actualmente hemos llegado a tales niveles de desregulación que se están eliminando o disolviendo las capacidades de la ciudadanía para contraponerse a este poder voraz de las grandes empresas transnacionales, las cuales tienen agendas cada vez más reñidas con las necesidades, en algunos casos urgentes de la humanidad. Por ejemplo, con respecto a la crisis alimentaria, a la crisis energética, ambiental, demográfica. Por ello es muy importante que los pueblos retomen un papel vigilante y además de contrapeso a las grandes corporaciones transnacionales que utilizan el manejo diferencial de las normativas entre los diversos países respecto a impuestos, condiciones salariales, regulación ambiental y antimonopólica, jugando con la desesperación de los países por ver quien pone menos condiciones para atraer la inversión extranjera, convirtiéndose en gran parte en una cuestión especulativa , pues los mercados no son entelequias, son hechos por los seres humanos y debe establecerse un empoderamiento ciudadano que diga basta de abusos y basta de engaños.
A partir de la discusión que se da en América Latina en torno a la nueva arquitectura financiera con los grandes pilares antes mencionados: la reconstrucción crítica del concepto de moneda, la reconstrucción crítica del concepto del crédito soberano, la reconstrucción crítica de la banca central y el rol de ella y de los mecanismos de defensa del interés nacional frente a la hostilidad y a la volatilidad de los mercados internacionales, está encontrando réplicas muy importantes en otras partes del mundo. Por ejemplo, las decisiones que están tomando los BRICS, sobre todo a partir de la crisis de Ucrania, en la circunstancia de una amenaza creciente en torno a escenarios de guerra que siempre les han resultado rentables, siempre utilizados por ciertas oligarquías en el marco de una crisis estructural de sobreproducción. Lo anterior no está sucediendo solo en el sur o en las nuevas periferias, sino que aparecen cosas tan interesantes y paradójicas como las que ocurren dentro de los mismos aliados de la OTAN. Por ejemplo la posibilidad que abre Alemania de establecer un “SUCRE” con China encuadrado en la nueva ruta de la seda. Lo anterior muestra cómo se rompe con la agenda de especulación y de desestabilización que pretende la oligarquía especulativa a nivel mundial y abre la posibilidad de algo que ha sido una pesadilla para la geopolítica angloamericana desde hace más de 150 años: la posibilidad de una integración euroasiática sobre la base de infraestructura, desarrollo, nuevos mercados, generación de ingresos, desarrollo de lo local con una perspectiva que bien podría estar considerando temas ambientales, consolidando la paz frente al negocio de la guerra.
Lo más interesante es que esta integración que venimos describiendo se realiza entre países asimétricos en cuanto a su poder económico, buscando que la integración regional se logre equilibrando las asimetrías, que no sea una relación como son tradicionalmente los acuerdos comerciales que se plantean con bloques muy asimétricos, en los cuales normalmente dichos acuerdos son muy desfavorecedores para los países que no tienen gran capacidad económica. Este es un enfrentamiento que va más allá de cualquier ideología o dogma ante realidades muy concretas, pues tenemos la ficción jurídica de un mercado que da iguales oportunidades a todos, pero en realidad se enfrentan tiburones con sardinas y ya sabemos cuál es el resultado de dicho enfrentamiento.
Es el caso cuando un pequeño país latinoamericano tiene que enfrentar a toda la potencia de 28 países de la Unión Europea, miembros además de la OTAN, y se plantea que es una relación entre iguales, con todas las presiones e hipocresías de una Unión Europea que ha estado incumpliendo durante 15 años nueve paneles ante la Organización Mundial del Comercio OMC, bajo reglas impuestas precisamente desde ese poder asimétrico que tienen las potencias del norte con respecto a los países del sur. Estos hechos nos marcan claramente no solamente los límites de esta situación sino la imposibilidad de encontrar una solución a este dilema.
En conclusión, el SUCRE posibilita la generación de un sistema soberano de crédito que permita financiar desde la soberanía y desde las decisiones democráticas de los países los proyectos estratégicos que fomenten una situación sostenible en torno a las necesidades concretas de la matriz productiva, a fin de permear una integración social de nuestras geografías, que plantea lo que se ha dado en llamar las venas abiertas de América Latina. Lo anterior define por primera vez la posibilidad de una organización social del espacio pensada en términos de interiorizar las condiciones de la paz y la prosperidad, o sea que por primera vez el continente latinoamericano va a dejar de depender de las fluctuaciones de los mercados externos, incluidas la fluctuaciones de los precios de sus productos de exportación y va a empezar a garantizar su crecimiento y desarrollo sobre la base de la generación y la distribución del ingreso, sobre la base de la construcción de capacidades de compra, de mejoras en los estándares de bienestar en torno a lo que es lo realmente prioritario: soberanía continental en alimentación, salud, energía, en la producción de conocimientos, en recursos naturales, en la infraestructura. Podríamos por ejemplo integrar una red de ferrocarriles o una red fluvial latinoamericana, así como ejercer soberanía en lo que tiene que ver con la posibilidad de financiar otras lógicas productivas que no sean necesariamente las del gran capital, esto abre una posibilidad muy importante, viable y concreta de construir una nueva vida plena para los países de esta latitud sur.
Como colofón de este artículo es imprescindible dejar en la audiencia sembrada una inquietud:
Teniendo en cuenta que tanto las iniciativas de los países del BRICS como del ALBA coinciden en muchos de sus planteamientos económicos para enfrentar las permanentes crisis económicas que los afectan en forma común, estas iniciativas serían mucho más fuertes y efectivas si se unen o por lo menos consolidan una alianza, en este caso el SUCRE adquiriría una gran fortaleza si consigue el respaldo del NBD (Nuevo Banco de Desarrollo), pues sus fundadores son los países más ricos del tercer mundo, esta alianza con seguridad abriría nuevos horizontes para la interesante iniciativa latinoamericana. En esta misma línea, puesto que estamos a vísperas del encuentro de los BRICS en Rusia, sería interesante aprovechar la ocasión para efectuar un primer acercamiento al tema e invitar a los líderes del SUCRE a asistir como observadores y tener algunas reuniones dentro del mismo encuentro o extra-encuentro, en las cuales se fortalezcan los lazos de amistad y confianza para analizar posibles perspectivas conjuntas que permitan cambiar la actual situación, en la cual el dominio es del poder crudo del capital, en una nueva perspectiva de desarrollo en la cual el capital esté sometido a las necesidades de la gente.
BIBLIOGRAFIA
http://www.pensandoamericas.com/venezuela-somos-todos-y-somos-todas
https://www.youtube.com/watch?v=3HNHIQOu75Y
http://es.wikipedia.org/wiki/Banco_del_Sur
http://actualidad.rt.com/economia/view/149837-unasur-anuncia-proxima-inauguracion-banco-sur
http://www.telesurtv.net/news/Banco-del-Sur-abre-este-ano-con-sede-en-Venezuela-20150327-0323.html
http://www.telesurtv.net/news/Proponen-alianza-entre-BRICS-y-Unasur-20140723-0161.html
http://www.bicusa.org/es/bancodelsur/
http://elpais.com/elpais/2014/07/14/opinion/1405359098_403008.html